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San Miguel Arcángel

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Jaula de pájaros

Había una vez un hombre, pastor en un pequeño pueblo. Una mañana de Pascua llegó a la iglesia con una jaula de pájaros vieja y oxidada, la puso sobre el púlpito, muchos miraban con curiosidad y cómo si les estuviera respondiendo, el pastor empezó a hablar.
«Ayer paseando por el pueblo, me crucé con un jovencillo que llevaba está jaula. En ella había tres pequeños pájaros silvestres, tiritaban de frío y de miedo. Paré al chaval y le pregunté: «¿Que llevas ahí, hijo?».
Unos pájaros viejos»-fue la respuesta.
«¿Qué vas a hacer con ellos?»- le pregunté.
-«¡Me los voy a llevar a casa y me voy a divertir!» – respondió- «les voy a pinchar y les voy a arrancar las plumas para hacer que se peleen, ¡va a ser super divertido!».
-«Pero tarde o temprano te aburrirás de ellos, ¿entonces que harás?».
-«Ah, bueno, tengo unos gatos»- dijo el chaval- «les gustan los pájaros, se los daré».
El pastor guardó silencio durante un momento, «¿Cuánto quieres por los pájaros, hijo?».
-«¿Qué?? No, usted no quiere estos pájaros, son simples pájaros viejos de campo. No pían, y ¡ni siquiera son bonitos!».
-«¿Cuánto?»- insistió el pastor.
-El niño miró al pastor de arriba abajo, cómo si éste estuviera loco y respondió: «¿Mil pelas?».
El pastor se buscó en el bolsillo, sacó un billete de mil, y lo puso en la mano del chaval. El niño desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
El pastor recogió la jaula y cariñosamente la llevó al final de la calle donde había un árbol y una pequeña extensión de hierba, dejándola en el suelo abrió la jaula, y golpeando suavemente las barras de ésta consiguió que los pájaros salieran, liberándolos.
Bueno, eso explicaba el porqué de una jaula de pájaros vacía en el púlpito, entonces el pastor comenzó a contar su historia:
Un día Satanás y Jesús estaban hablando. Satanás acababa de llegar del jardín del Edén, estaba orgulloso y no paraba de alardear. «Si Señor, acabo de cazar al mundo, pones una trampa, un anzuelo… sabía que no iban a poder resistir. ¡Los tengo a todos!».
«¿Qué vas a hacer con ellos?»- preguntó Jesús.
Satanás respondió- «¡Me voy a divertir! Les voy a enseñar como casarse y divorciarse entre ellos, como odiarse y abusar unos de otros, como beber, fumar e insultar. Les voy a enseñar a hacer bombas y pistolas, para matarse entre ellos, ¡me lo voy a pasar genial!».
«¿Y que harás cuándo hayas hecho todo eso?»- preguntó Jesús.
´-«Ah, les mataré»- dijo Satanás orgulloso.
-«¿Cuánto quieres por ellos?»- preguntó Jesús.
-«No, no, tu no los quieres. No sirven para nada. Si los tomaras simplemente te odiarían. Te escupirían, te insultarían y te matarían. Pensarían que les estarías quitando la diversión.».
-«¿Cuánto?»- preguntó Jesús de nuevo,
Satanás miró de nuevo a Jesús y le dijo con desprecio: «Tu vida».
-«¡HECHO!» dijo Jesús. Y pagó el precio.
El pastor abrió la puertecilla de la jaula y se alejó del púlpito.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su único Hijo, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.»  (Juan 3:16)

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