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Adviento: preparándonos para la Navidad

Adviento y Navidad

Adviento

¡Hola hermanos! Hoy queremos hablarles de la Navidad.

La Navidad es la fiesta central de todos los cristianos: ¡Es el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios!

Celebramos la cercanía y la ternura de Dios que ha querido compartir muy de cerca la vida con toda su creación. Por ello es importante darnos cuenta que es a Dios a quién celebramos en la Navidad.

Muchas veces en el tiempo de Navidad caemos en la distracción del “consumo” y nos concentramos en los regalos, ropas, comidas y pensamos que si no tenemos todo eso no somos felices. Esto es una gran pena pues la verdadera felicidad es que Jesús viene en cada Navidad trayéndonos: la Paz, el Amor y la Justicia entre todos nosotros.

Entonces la fiesta tendrá sentido si ponemos al Niño Dios como el centro de nuestra celebración ¡el centro de nuestras vidas!

En tiempos de pandemia, no resulta fácil hacer una propuesta esperanzadora y realista. El dolor está aquí, presente con una intensidad que difícilmente pueda menguarse. La sociedad sufre, especialmente sus miembros más débiles y desamparados, más desamparados que nunca. Y aunque la solidaridad surja entre las fisuras de una realidad que se quiebra y llegue a sembrar “flores” en tantos desiertos individuales y comunitarios …….. parece que no alcanza. El escepticismo y el desaliento se imponen y llegan las grandes preguntas ……

Los hombres y mujeres, en tiempos en que el dolor y la muerte instalan el sinsentido, comenzamos a interrogarnos, desde nuestra fe y aún desde nuestra no fe sobre el valor de la vida y sobre nuestras propias creencias. La fidelidad se pone a prueba.

A los cristianos, a los discípulos de Jesús hoy, nos cabe preguntarnos de qué manera avanzamos en el compromiso por el Reino y sus valores de justicia, de verdad, de fraternidad y de paz precisamente en estos momentos de crisis.

Como “nos hacemos cargo” también nosotros de los males que afectan a nuestra sociedad y de qué manera nos implicamos desde el compromiso cotidiano, y también social y político, con criterios sólidos y convicciones evangélicas.

Este tiempo encierra una misteriosa fecundidad. Los avances en la historia y nuestro propio crecimiento se acunan en las crisis, hoy en esta pandemia que estamos transitando. Las apariencias de muerte esconcen muchas veces una vida fecunda; los dolores de parto regalan una vida nueva.

El derrotismo no es evangélico. Tampoco lo son la inconciencia o la indiferencia. Quizá las exigencias que supone la lucha por la justicia, la vida digna para todos, sean la “penitencia”, la “ascesis” de los que quieren seguir a Jesús en este tiempo y recibirlo en cada Navidad.

Adviento es el tiempo de la fidelidad gozosa, de la paciencia histórica. Vivir auténticamente el Adviento supone estar convencidos de que en la persona anidan reservas capaces de construir algo nuevo. Supone creer que Jesús puede, en lo más oscuro, aún “estando cerradas las puertas”, hacerse presente…. y anunciar la alegría y la paz.

Para celebrar la Navidad necesitamos un tiempo de preparación.
Ese tiempo se llama Adviento y dura cuatro semanas.

El Adviento quiere prepararnos y enseñarnos que lo más importante es el cambio que podemos hacer en nuestra vida personal y familiar. Para que haya unión y comprensión en el hogar, es necesario un cambio de actitud muy distinta de la que manda la sociedad del “compra, compra…”

Y ¿cómo debe ser esa nueva actitud? Pues mejorando nuestro comportamiento, leyendo la Biblia, orando con nuestra familia, reflexionando y dialogando entre esposos y con los hijos. Esto abrirá el corazón y descubriremos que podemos ser mucho más generosos de lo que somos, que tenemos una capacidad de amar que ahora ni sospechamos. Hasta descubriremos que los sufrimientos de la vida, asumidos con fe, se convierten en fuente de bendiciones.

Gracias a Dios, podemos arrepentirnos. Podemos cambiar de vida y de corazón. A Dios le encanta perdonar porque quiere que sus hijos estén con Él.

El Adviento es el tiempo en el que el Señor nos dice que, con su gracia y ayuda, eliminemos nuestros caprichos y vicios y entremos así de nuevo en el plan que Él tiene para que seamos felices. Es una invitación a cambiar de vida de prepararnos para la venida de Jesús.

Adviento es un tiempo para recordar y celebrar, siempre de nuevo, lo que Dios ha hecho por nosotros, por todos y lo seguirá haciendo incansablemente siempre.
El tiempo de Adviento culminará en Navidad.

Este año el adviento comienza el domingo 28 de noviembre

 

Los invitamos a aprovechar este tiempo de preparación y a celebrar ¡como debe ser! La venida de Jesús al mundo, con amor, en paz y en familia.

 

Te invitamos a conocer más sobre la Corona de Adviento (su origen, el por qué de su forma circular, el significado de las velas, cómo construirla) y rezarla en familia con nuestra Guía paso a paso para rezar la Corona de Adviento en casa .

 

 

 

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