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Símbolos y Costumbres Navideñas

Adviento y Navidad

Con el tiempo, se ha formado una serie de costumbres en torno a la Navidad que le dan, a esta celebración, un ambiente festivo.

Para vivir más intensamente esta Navidad, te proponemos conocer sus símbolos, gestos, costumbres y oraciones.

La Corona de Adviento

La corona de Adviento, es una tradición simbólica iniciada en Europa por los Luteranos, quienes trenzando una serie de ramas de pino verde, significaban la esperanza cristiana, de que en la segunda y definitiva venida de Cristo, él mismo «coronará» toda una vida viv ida de acuerdo al Evangelio.

Esta corona, es iluminada por Cristo, Luz del Mundo. Es, sin embargo, una Luz que, como en el Antiguo Testamento va creciendo hasta que lo ilumina todo hasta llegar a ser el centro de la vida del hombre y de su historia. Con esta teología detrás, la Iglesia Católica la adaptó al ciclo litúrgico del Adviento esta práctica, en donde cada vela representa cada uno de los domingos del Adviento.

Está formada habitualmente por tres velas moradas y una rosa, las cuales se van encendiendo durante los cuatro domingos de Adviento (el primero se enciende una vela, el segundo dos y así sucesivamente). Muchas veces se agrega una quinta vela, blanca, que se enciende en Noche Buena.

Para conocer más sobre ella y aprender a armarla y rezarla en familia, te invitamos a leer el artículo dedicado especialmente a La Corona de Adviento haciendo click aquí.

El árbol de Navidad

Es una tradición de origen nord-europeo. Los germanos adornaban el árbol que seguía siendo verde durante todo el invierno.

Los romanos se apropiaron de los signos nórdicos y los unieron a los suyos. En la Roma imperial, los jóvenes salían en primavera a dar vueltas con un pino para anunciar la llegada de esa estación.

Los cristianos encontraron que tales signos podían tener afinidad con los misterios que celebraban y comenzaron a usar un abeto cargado de manzanas, y también un mástil adornado con globos de colores y antorchas. En los siglos XVI y XVII, se combinaron los dos símbolos y surgió el actual árbol de Navidad.

Para los cristianos el árbol de Navidad es el símbolo de Jesús, el Árbol de la Vida, que va creciendo año tras año en nuestro corazón e ilumina como «Luz de las Naciones».

Sin duda Jesús es esa Luz y el mejor regalo que Dios Padre nos ha hecho.

Una familia que prepara el árbol de Navidad y se esfuerza por irradiar a Cristo, está creando el ámbito más preciado para vivir y acrecentar la fe.

El Pesebre

La tradición de representar el nacimiento del Señor se remonta entre los cristianos al siglo XIII. Tal iniciativa se debe a San Francisco de Asís quien para aprovechar espiritualmente mejor el misterio de la Natividad pensó en reproducir el lugar donde había nacido el Redentor.

Se cuenta así que armó un establo llevando animales y en el mismo se ubicaban los diversos personajes, la Virgen, San José, los pastores y hasta los animales, y meditaba sobre cual sería su actitud frente a ese Niño-Dios que se había hecho hombre para salvar a los hombres. A partir de esto, comenzó la idea de utilizar figuras para armar la escena del nacimiento, sobre todo en Italia y que luego paso al resto de Europa y a todo el mundo cristiano.

Desde ya es una costumbre que quedó solamente entre los católicos y que los protestantes no siguieron después de la Reforma del siglo XVI los Pesebres Napolitanos, cuyos personajes están vestidos a la usanza campesina del sur de Italia, o bien el hecho de ser objeto sus figuras de verdaderas obras de arte como el Pesebre de tamaño real realizado en madera tallada policromada por los artesanos de Oberammergau, Alemania, que fuera obsequiado al Papa y que se arma todos los años dentro de la basílica de San Pedro.

Algunas sugerencias:

* Armar el pesebre en un lugar importante de la casa y poner el Niño el día 24.

* Averiguar si en la parroquia hay bendición del Niño Jesús en Nochebuena u otro día de la novena de Navidad.

* Organizar un concurso de pesebres entre parroquias, grupos o familias.

Oración ante el Pesebre
Señor Jesús, en ti reconocemos
el don de Dios a los hombres;
en ti vemos la ternura del Padre;
en ti adoramos al Hijo de Dios,
al Mesías anunciado por los profetas.Señor Jesús, haznos capaces de acoger
el misterio que encierras,
de escuchar la voz de Dios
en la sencillez de tu Palabra.Señor Jesús, llena nuestros corazones de paz,
que es don del cielo;
llena los corazones de todos los hombres
de buena voluntad.Señor Jesús, abre a la esperanza
a todos los que viven
en la tristeza y angustia;
Señor Jesús, tú eres la luz.
Tú eres la sonrisa de Dios entre los hombres.
Amén.

La estrella de Navidad

En la buena nueva del nacimiento de Jesús los evangelistas narran que apareció en el cielo una estrella.

Los magos, que vinieron del Oriente buscando a Jesús, fueron guiados por esta estrella hasta Belén.

La estrella tiene cuatro puntas luminosas que representan las cuatro direcciones de la tierra: norte, sur, este y oeste de donde vienen los hombres para adorar la gran luz que es el Hijo de Dios.

Cristo es nuestra estrella, la estrella que apunta el camino de nuestra vida.

Cuanto más nos aproximamos a su luz, más somos también nosotros luz y estrella, guiando a otros hacia el encuentro con Dios.

Todo cristiano es una estrella de fe, de amor, de esperanza para su hermano.

Nuestra familia, nuestra comunidad pueden también ser una estrella para los demás si en ellas se vive verdaderamente el evangelio de Jesús.

Las campanas

La campana lanza mensajes en el aire. El nacimiento de Jesús es el gran mensaje que necesita ser anunciado y comunicado a todos.

También la campana es signo de alegría; los grandes acontecimientos son anunciados con el toque festivo de las campanas.

En la Navidad queremos significar con las campanas que estamos felices de que el Hijo de Dios se haya hecho hombre para estar entre nosotros.

Y esta alegría la queremos comunicar a todos.

Queremos que el mensaje del nacimiento de Jesús, se difunda fuerte y penetrante en todos los lugares.

Los adornos navideños

Los adornos coloridos que adornan el árbol de Navidad quieren significar los frutos del árbol vivo que es Jesús.

Son los dones maravillosos que trajo el nacimiento de Jesús, son las buenas acciones de quienes viven en Jesús y como Jesús.

Jesús nos enseña el amor, el perdón, la solidaridad, la verdad, la oración, la fe, la esperanza, la misericordia, la docilidad a la voluntad del Padre…, estas buenas acciones nos dan alegría, belleza y felicidad así como los adornos coloridos dejan lindo al árbol.

Regalos y saludos navideños

Cuando queremos a una persona, le damos regalos.

Dios nos ama y quiere nuestra felicidad, por eso nos dio el mayor de todos los regalos, nos dio a su propio Hijo Jesús. En cada Navidad recibimos a ese Hijo de Dios que vive entre nosotros.

También nosotros queremos retribuir ese regalo y, como sabemos, por lo que Jesús nos enseñó, que él está en cada uno de nosotros, creemos que ofreciendo regalos a nuestros hermanos estamos dando al mismo Jesús.

Dar regalos a los otros, a nosotros mismos, a Dios, es vivir el cristianismo que es amor, servicio y donación de uno para la felicidad de los hermanos.

En 1846, un artista y comerciante llamado J. C. Horsley, presentó por primera vez una tarjeta, donde recreaba con un hermoso cuadro familiar, de brindis y fiesta, el deseo de: «Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo».

Este original saludo fue inmediatamente imitado.

Al enviar una tarjeta de Navidad nos estamos deseando felicidad, pero también nos reencontramos, y recordamos el acontecimiento histórico de nuestra salvación: el nacimiento del Hijo de Dios en Belén.

La cena navideña

La cena es un momento en que la familia se reúne para conservar la vida material a través del alimento.

La cena de Navidad quiere significar que nuestra verdadera vida es Cristo, el Hijo de Dios que estamos festejando.

También esta cena nos recuerda la última cena donde Jesús se nos dio como alimento para quedarse con nosotros a través de la Eucaristía.
regalos.

Bendición de la mesa de Navidad

 Padre:

Hoy celebramos la Navidad,

 el día en que tu Hijo, por amor a nosotros,

se hizo Hombre y nació de una mujer:

La Virgen María.

Ese Niño nos reúne en esta noche,

alrededor de la mesa que vamos a compartir

llenos de alegría, de esperanza, de amor y de paz,

porque El nos hace sentir más que nunca, Familia.

Por eso te pedimos, que nos bendigas

y bendigas el pan que Tu Amor nos ofrece.

Y te pedimos por aquellos que no tienen pan,

que no tienen casa, que no tienen trabajo,

que no tienen familia,

por aquellos que no tienen paz,

porque les faltas Tú.

Por mediación de María, Tu Madre y Nuestra Madre,

te rogamos que el corazón de cada argentino

sea un humilde Pesebre, donde Jesús pueda nacer,

y así, superando todo aquello que nos divide,

seamos capaces de construir una Patria de Hermanos.

Amén.

Las velas navideñas

Las velas simbolizan la presencia de Cristo como luz del mundo. El mismo nos dice: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas».

Encendiendo las velas en Navidad, queremos demostrar nuestra fe en Jesús, queremos decirle que también nosotros queremos ser luz para nuestros hermanos, tratando de vivir como él.

Cuando la situación del mundo no ande bien, tratemos de ver si nos estamos alejando de esa luz que es Jesucristo. Porque cuando vivimos en su luz, hay amor, justicia, comprensión, hay un mundo de hermanos y de paz.

Cada Navidad debe ayudarnos a renovar nuestra fe en Jesucristo y a vivir en él, en su luz; y así, ser también con él, luz del mundo.

 

Fuente: Artículos de Formación Litúrgica, Juan Carlos Bue – Boletín Parroquial Comunicándonos

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